La Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
¡Cuán muchas son tus obras, oh Señor!
Hiciste todas ellas con sabiduría:
la tierra está llena de tus beneficios.
Asimismo esta gran mar y ancha de límites:
en ella pescados sin número,
animales pequeños y grandes.
Allí andan navíos,
y este leviathán que hiciste para que jugara en ella.
Todos ellos esperan en ti,
para que les des su comida a su tiempo.
Les das, recogen;
abres tu mano, llénanse de bien.
Escondes tu rostro, se turban:
les quitas el espíritu, dejan de ser,
y se tornan en su polvo.
Envías tu espíritu, se crían:
y renuevas el aspecto de la tierra.
Sea la gloria del Señor para siempre;
se alegre el Señor en sus obras.
Al Señor cantaré en mi vida:
a mi Dios salmearé mientras viva.
— Salmo 104:24-31, 33†
La Invitación
¿No clama la sabiduría,
y da su voz la inteligencia?
El Señor me poseía en el principio de su camino,
ya de antiguo, antes de sus obras.
Eternamente tenía el principado,
desde el principio, antes de la tierra.
Antes de los abismos fui engendrada;
antes de que fueran las fuentes de las muchas aguas.
Antes de que los montes fueran fundados,
antes de las colinas, era yo engendrada:
Aún no había hecho la tierra, ni los campos,
ni el principio del polvo del mundo.
Cuando formaba los cielos,
allí estaba yo.
— Proverbios 8:1, 22-27a†
Las Cuentas Cruciformes
En el principio era el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Éste era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas;
y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho.
En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz resplandece en las tinieblas;
y las tinieblas no han podido superarla.
— Juan 1:1-5†
Las Semanas
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros.
Y vimos su gloria,
gloria como del unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
— Juan 1:14
Después de la séptima cuenta:
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
El Despido
Cristo es la imagen del Dios invisible,
el primogénito de toda criatura.
Porque por él fueron criadas todas las cosas que están en los cielos,
y que están en la tierra,
los visibles
y los invisibles;
sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades;
todo fue criado por él y para él.
Y él es antes de todas las cosas,
y por él todas las cosas subsisten.
— Colosenses 1:15-17†
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.