La Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
Tú Belén, de la tierra de Judá,
no eres en absoluto el menos importante entre los príncipes de Judá;
porque de ti saldrá un gobernador
que pastoreará a mi pueblo, Israel.
— Mateo 2:6
La Invitación
Levántate, brilla, porque ha llegado tu luz,
y la gloria del Señor se ha levantado sobre ti.
Porque he aquí que las tinieblas cubrirán la tierra,
y espesa oscuridad a los pueblos;
pero sobre ti se levantará el Señor,
y su gloria se verá en ti.
Las naciones vendrán a tu luz,
y los reyes al brillo de tu ascenso.
Tus puertas estarán siempre abiertas;
no se cerrarán ni de día ni de noche.
Te llamarán Ciudad del Señor,
la Sión del Santo de Israel.
No se oirá más la violencia en tu tierra,
ni desolación ni destrucción dentro de tus fronteras.
Tú llamarás a tus muros Salvación,
y a tus puertas Alabanza.
El sol ya no será tu luz de día;
ni el brillo de la luna te alumbrará;
sino que el Señor será tu luz eterna,
y tu Dios será tu gloria.
— Surge illuminare, Isaías 60:1-3, 11, 14, 18-19†
Las Cuentas Cruciformes
He aquí que la estrella que habían visto en el oriente,
iba delante de ellos hasta que llegó sobre donde estaba el niño.
— Mateo 2:9
Las Semanas
Al ver la estrella detenerse,
se alegraron mucho.
— Mateo 2:10†
El Despido
Bendito sea el Señor, el Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo;
y nos ha levantado un cuerno de salvación
en la casa de su siervo David,
como habló por boca de sus santos profetas desde la antigüedad:
salvación de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
para mostrar misericordia hacia nuestros padres,
para recordar su santo pacto:
el juramento que hizo a Abrahán, nuestro padre,
que, siendo librados de la mano de nuestros enemigos,
le serviríamos sin temor;
en santidad y justicia ante él
todos los días de nuestra vida.
Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo;
porque irás delante de la cara del Señor
para preparar sus caminos,
para dar conocimiento de la salvación a su pueblo
por la remisión de sus pecados;
por la tierna misericordia de nuestro Dios,
por la que nos visitará la aurora de lo alto,
para iluminar a los que están en las tinieblas
y en la sombra de la muerte;
para guiar nuestros pies por el camino de la paz.
— Benedictus Dominus Deus, Lucas 1:68-79⁜⌑
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.