4º de Adviento


La Cruz

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 

El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ungió el Señor;
me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres,
a vendar a los quebrantados de corazón,
a publicar libertad a los cautivos
y a los presos abertura de la cárcel,
a promulgar el año del favor del Señor.
— Isaías 61:1-2† 

La Invitación

No temas, María,
porque has hallado el favor de Dios.
He aquí concebirás en tu vientre,
y lo darás a luz a un hijo,
y llamarás su nombre Jesús.
Este será grande,
y será llamado Hijo del Altísimo;
Le dará el Señor Dios el trono de David, su padre,
y de su reino no habrá fin.
— Lucas 1:30b-32, 33b†

Las Cuentas Cruciformes

O: 

¡Dios te salve, María! Llena eres de gracia.
El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen. 

o: 

¡Dios te salve, María! Llena eres de gracia.
El Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
El Espíritu Santo vendrá sobre ti,
y la virtud del Altísimo te hará sombra;
por lo cual también él que nacerá de ti
será llamado Hijo de Dios.
— de Ave Maria y Lucas 1:35b†

Las Semanas

He aquí la sierva‡ del Señor;
hágase a mí conforme a tu palabra.
— Lucas 1:38 

(‡o el siervo)

Después de la séptima cuenta:

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

El Despido

Mi alma proclama la grandeza del Señor.
Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
que ha notado la humillación de su sierva;
desde hoy, todas las generaciones me llamarán bendita.
Dios Poderoso me ha hecho grandes obras
y su nombre es santo.
Su misericordia alcanza a sus fieles,
generación tras generación.
Desplegó la fuerza de su brazo
y dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de sus tronos
y levantó a la gente humilde.
Colmó de bienes al hambriento
y a los ricos despidió sin nada.
Ayudó a su siervo, el pueblo de Israel,
porque recuerda la misericordia prometida
a quienes vivieron antes que nosotros:
a Abrahán y a su descendencia por siempre.
— Lucas 1:46-55, de BCP1979, trad. 2022

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén. 


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