La Cruz
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.
¡Qué bonitas son tus moradas, oh Señor de los Ejércitos!
Mi alma anhela, y hasta se desmaya, por los atrios del Señor.
Mi corazón y mi carne claman por el Dios vivo.
Sí, el gorrión ha encontrado un hogar,
y la golondrina un nido para sí, donde pueda tener sus crías.
Dichosos los que habitan en tu casa.
Siempre te están alabando.
Dichosos los que tienen su fuerza en ti,
los que han puesto su corazón en una peregrinación.
Al pasar por el valle de las lágrimas,
lo convierten en un lugar de manantiales.
Sí, la lluvia de otoño lo cubre de bendiciones.
Van viento en popa.
— Salmo 84:1-7†
La Invitación
¡Levanten la cabeza, puertas!
Álcense, puertas eternas,
y el Rey de la gloria entrará.
¿Quién es el Rey de la gloria?
El Señor, fuerte y poderoso,
el Señor, poderoso en la batalla.
Levanten la cabeza, puertas;
sí, levántenla, puertas eternas,
y el Rey de la gloria entrará.
¿Quién es este Rey de la gloria?
¡El Señor de los Ejércitos es el Rey de la gloria!
— Salmo 24:7-10
Las Cuentas Cruciformes
Simeón dijo a María: «este niño está destinado
a la caída y al levantamiento de muchos en Israel.
Sí, y una espada atravesará tu propia alma.»
— Lucas 2:34-35†
Las Semanas
¡He aquí que envío a mi mensajero,
y él preparará el camino delante de mí!
He aquí que viene el mensajero de la alianza,
a quien tú deseas.
— Malaquías 3:1
después de la séptima cuenta:
Gloria al Padre, y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
El Despido
Ahora despides, Señor, a tu siervo en paz,
conforme a tu palabra.
Porque han visto mis ojos tu salvación,
que has preparado delante de todos los pueblos;
una luz para la revelación a las naciones,
y la gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo
y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
— Nunc dimittis, Lucas 2:29-32⁜⌑†
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amen.